Me gustaría dedicarle todo este espacio a la película producida por el legendario Mad Max llamada Apocalypto, pero a consideración de un humilde servidor solo es una versión mala y desubicada de la infumable “Comando”, una de las películas mas insignes del Gobernator de California realizada en los 90’s. Sin embargo esta es peor.

Corre el rumor que allá en Catemaco, locación de este bodrio, los brujos tienen mucho trabajo y ya le pidieron asesoría a sus colegas caribeños, africanos y sudamericanos practicantes del vudu, el culto yoruba y el candomblé para sacar todas las malas vibras que el director dejo por ahí. Se cuenta que ya se ha ofrecido una obscena cantidad de oraciones, clamores y sacrificios para echarles una manita. Tan mal la cosa estará que hasta los Hermanos Cardín planean trasladar sus oficinas centrales a esa mágica zona de los Tuxtlas en Veracruz.

Dediquémonos a otra cosa más agradable. Leonardo Dicaprio no termina de sorprenderme. Ahora, tras laborar con el ganador del Oscar a mejor director, Martin Scorcese y previamente con Woody Allen, se volvió un actor de verdad. Su ultimo filme Diamante De Sangre carece de progenitora. Tanto ha cambiado Jack-el-de-Titanic que en su entrevista para la revista Gatopardo del mes de Febrero (No. 76) no parece el un millonario actor de superprodcciones sino un activista de izquierda comprometido y un filósofo del celuloide que no filosofoca.