Abre el cielo en la ciudad de México. La luz que entra por las puertas de la estación del Metro hacen parecer a esta la madriguera de una fiera. La metáfora nunca estuvo tan cerca de la realidad. Hoy es domingo, son las 10 de la mañana y los Pumas juegan en CU.

Esta es la estación del metro Chilpancingo que se ubica en la esquina que forman las avenidas Chilpancingo e Insurgentes. Como por arte de magia los andenes poco a poco se van llenando de seguidores auruiazules y aunque los hay de todas las edades dominan la escena los hombres entrados en los veintes. Cada dos minutos el murmullo del convoy naranja y el caracteristico timbre que emana de este se vuelven al melodia dominante pero, subitamente, un silbido aparece. Los seguidores Pumas levantan la mano ondeandola para llamar a un grito de guerra, la famosa GOYA. El tunel se inunda de los alaridos que acompasados con los puños que se agitan en el aire completan la coreografía que se repetirá durante toda la tarde.

Poco despues un grupo de animadores, que mas se asemeja a una salvaje horda de guerreros antiguos, llega a la estación cantando el "COMO NO TE VOY A QUERER" himno de guerra de una generación de auriazules. Ahi estan los tambores, los estandartes, los aretes, los tatuajes, las caras pintadas, los torsos desnudos, suena "SI, SEÑORES, YO SOY DE PUMAS" y pienso en Eduardo Galeano cuando dice que los aficionados no poseemos al equipo, es la escuadra la que es nuestra dueña. Guerreros, no hay otra forma de nombrarlos. Ellos saltan, gritan, cantan, sufren, gozan, apoyan, reclaman y beben cerveza con un ritmo que raya entre los sublime y lo ridiculo.

En la antigüedad, es decir hace cinco años, era una costumbre "secuestrar" autobuses para llegar al destino. Pero al final, la modernidad se impone. Con la aparición del Metrobus las cosas se hacen más fáciles. Ahora solo se brinca un solo torniquete y el gusando de hierro y hule deposita a la tribu a tres cuadras del estadio-templo-coliseo.

Para los que conocemos ambos angulos de este estadio, sabemos que la energía que emana de las tribunas de CU hacia la cancha es enorme, aprisiona, acojona, sobrecoge. Si no fuera por que la barra canta sobre todo ritmos latinos, podriamos acompañar estas escenas con "La Marcha de las Valquirias". Miren los rostros, las actitudes, los gritos, el placer y el dolor. La vida se resume en goles.

Hoy los pumas ganaron. La fiesta sigue, algunos se detendran en "El Arbol" a beber aun más de lo que han conseguido introducir en sus cuerpos, diminutos para las cantidades industriales que acostumbran. Otros seguiran el mismo camino que los trajo aqui, de vuelta a la madriguera. La fiera esperará dos semanas para atacar de nuevo. La esquina de Chilpancingo e Insurgentes de nuevo esta en paz. La guerra apenas comienza, pero esta batalla terminó.