CRÓNICA DE UN BODRIO ANUNCIADO
HARRY POTTER Y LA ORDEN DEL FÉNIX: DE CÓMO ECHAR A PERDER UNA HERMOSA SAGA
Se respiraba el aire de misterio por todo el lugar. Llegué a la sede del esperado estreno tres horas antes de lo que marcaba mi boleto. Decidí tomar un café. Lo de siempre: Del día, venti, sin espacio. Lo de siempre: me quemé la boca entera con el primer sorbo. Conforme pasa el tiempo mis labios y lengua comienzan a sentirse mejor, o tal vez sea que el dolor se me olvida con la expectativa, llevo mi libro en la mano, el tomo gris de Harry Potter, es el quinto libro de la saga: La orden del Fénix. Hoy se estrena la versión cinematográfica.
Medito. Repaso las escenas que me parecen más importantes y trato de imaginarlas en el filme. Es inevitable: Daniel Radcliffe invade cada imagen de Harry Potter, así ha sido desde la primera película. No se si alguien, por muy fan que sea de los libros, pueda separar a ambos personajes. El desarrollo ha hecho lo suyo, ya no son niños ni preadolescentes, son jóvenes, casi adultos. Por ejemplo, las curvas se han apoderado del cuerpo de Ema Watson, la dulce Hermione, y a mi también me encantaría apoderarme de ello… perdón, me estoy desviando del tema.
Dos horas antes de la función los muggles (como se llama a los humanos no mágicos) comienzan a desaparecer y las túnicas, las varitas, los sombreros y las cicatrices hechizas comienzan a arribar junto con la tensión que manda una horda de fans que compraron su boleto a la primera función de las 00:00 dando por descontado que la desvelada valdrá la pena.
Ya son las 23:00 y mi acompañante; de nombre Betsabé, como el auto del Avispón Verde, ya me hace compañía. Ambos somos admiradores de la novela del Niño Mago pero no somos tan escandalosos como los fans que asisten disfrazados a la función. La fila es larga, tan larga como si se tratara de la firma de autógrafos de algún artista. Pero se avecina la hora mas larga de la noche, la ultima antes de la función. Los segundos se escurren lentos hasta que, ya sentados, sin palomitas, nachos ni refresco y media hora de retraso se apagan las luces de la sala para dar comienzo a lo que será… un bodrio.
Tras los 93 minutos de la película, los fans salen de la sala cabizbajos, derrotados como si los 50 pesos gastados y la desvelada hubiesen sido un fraude. Personalmente coincido, no vi a nadie que disfrutara de la película. Salvo claro, los novicios en temas potterianos y cinematográficos que, dichosos ellos, disfrutan más de los efectos especiales que del argumento de una película.
El director de la película (David Yates) supo hacer lo nadie logró antes: tirar a la basura lo que otros directores hicieron: a mi parecer insultó todo el esfuerzo de los anteriores directores donde contamos a Chris Columbus (1 y 2), al mexicano Alfonso Cuarón (3) y a Mike Newell (4), y desafortunadamente tendremos que fumarnos otra de sus “obras maestras” ya que la Warner Brothers lo firmó por dos entregas.
Déjenme explicarles, con conocimiento de causa, que se resumió el libro mas grande de la serie en la película más corta de todas, brincándose acontecimientos importantísimos para el desarrollo de la saga posteriormente y pasando por alto (y por el arco del triunfo) diálogos que determinarán el destino de Potter y añadiendo muchos que en definitiva lo hacen ver mal.
Sin embargo, el rubro técnico es muy bien logrado, además de los efectos especiales que son de ensueño, el vestuario podría ser nominado a un oscar, la escenografía cada vez sorprende más y las caracterizaciones de los personajes resultan increíblemente fieles a la novela, ahí un diez.
Pero aquí hay escenas que resultan realmente buenas, por ejemplo, el tan esperado primer beso de Harry, con al exótica Cho Chang; una niña (¿Niña?... no se puede ser una niña con tremendo par de…. Otra vez me estoy desviando del tema) de rasgos asiáticos y que no actúa mal.
Hablando de las actuaciones me gustaría decir que a pesar de que el Señorito Radcliffe es hijo del productor ejecutivo de las películas ha resultado ser un actor muy bueno. A tal grado que salio muy bien librado y con excelentes críticas tras la puesta en escena de Equus, un clásico del teatro donde son menester varias escenas de desnudo total y con la película que recientemente grabó llamada December Boys. Con esto, Dan (así le gusta que le digan), se esta haciendo un nombre y evita lo que le ha pasado a otros actores infantiles como Makaulay Kulkin, y no hablo de su sospechosa amistad con Michael Jackson malpensados, hablo de ser encasillado con un único personaje del que no se ha podido librar en su vida entera.
En los otros actores el desarrollo es igual de notable, por ejemplo Rupert Grint (Ron) ya protagonizó su primer filme que se llamó Driving Lessons y recibió excelentes críticas y Ema Watson, no ha hacho nada más, pero ni falta que le hace, pues ya fue considerada la adolescente más sexy del mundo por encima de HIllary Duff, que no está nada mal.
Pero en realidad hay que desatacar a los otros actores, como Maggie Smith, Gary Oldman o Ralph Fiennes quienes, estoy seguro, tienen una gran parte de la culpa de que sus co-estrellas juveniles tuvieran tan grande desarrollo a través de las cinco entregas.
Finalmente las proyecciones hacia el futuro son alentadoras. Ya se graba la sexta entrega, y aunque el Yates (¿O será Bates?) la dirige, se cuanta en los bajos fondos que el gordito más amado de México después de “El Botija”: Guillermo del Toro rechazó la realización de esta entrega por hacer la segunda parte de Hellboy y retomará las negociaciones en 2009 para hacer la séptima de estas películas. Pidámosle al Cosmos, al Cronos, al Mimic y hasta al Hellboy que asi sea.
HUMBERTO GARCÍA-NERI